Óscar López, Srio. General de PSOE en Castilla y León |
Dice la lógica política, que en la mayoría de ocasiones tiene muy poco de la primera y mucho de la segunda, que Alfredo Pérez Rubalcaba debería haberse ido directamente a casa tras su intervención en la sede socialista madrileña de la calle Ferraz. Sus palabras momentos después de hacerse evidente una debacle sin precedentes en los resultados electorales cosechados por el PSOE, debieron ser las últimas como alto cargo del partido. Joaquín Almunia hizo mejor resultado, y si no llega a dimitir muchos ya esperaban en la planta noble con el sable preparado para darle un empujón. Eran los mismos que le dieron abrazos cuando le metió el sillón del Congreso a Josep Borrell cerrándole el interior, en una maniobra digna de verse en la Fórmula 1. Los que abrazaban a Rubalcaba para que presentase su candidatura, a la vez que bloqueaban la de Carme Chacón bajo la amenaza del fin de los días, no estuvieron la noche electoral arropando al derrotado. Sólo estaban presentes los que pueden quedarse huérfanos en una hipotética renuncia de Rubalcaba para competir por la Secretaría General del PSOE. La misma tónica ha continuado en el último Comité Federal. Los únicos que levantan la voz con brío para arropar al hombre que dejó en 110 diputados al PSOE son aquellos que ligaron su futuro al de este proyecto, probablemente sin conocer que se trataba de una operación para el futuro de otros. Hablan y cierran filas Elena Valenciano, el todavía Secretario General de Castilla y León, Óscar López o Pedro Sánchez, cuya entrada en la lista de Madrid requirió de calzador y medio por la poca estima que siente por él Tomás Gómez. Son tres nombres, pero hay más. Son la generación Rubalcaba, que puede quedarse en la más efímera del socialismo español y de peor recuerdo por lo doloroso de la colosal derrota. Ellos sostienen al que fuera candidato en su pugna todavía no desvelada públicamente para suceder a José Luis Rodríguez Zapatero al frente del PSOE. Por arriba, de forma menos pública, los que abortaron el proceso de primarias también animan a Rubalcaba. Se enfrentan de nuevo al problema de Chacón, y el tapado socialista necesita de más tiempo con un mando interino al frente para desvelar sus cartas. ¿Quién es el tapado? Para el siguiente capítulo....
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