Los parroquianos del Sanabria ya no se sorprenden de nada. Sobre todo en el PSOE. Dicen que el mayor problema de los socialistas son ellos mismos, y no les falta razón. El PP no defrauda a su base. Jamás han ido de lo que no son. Sin embargo, los de la rosa dicen una cosa y hacen la contraria demasiado a menudo. Alfredo Pérez Rubalcaba, y su entorno más cercano, Elena Valenciano, Eduardo Madina... Están mostrando la peor imagen del PSOE antes de dejar el mando del aparato más intervencionista que conocíamos desde la noche de los tiempos del socialismo español. Con un apoyo tan poco lustroso como el que recibieron en el Congreso de Sevilla, no han hecho un ápice por integrar, y sí por laminar a todo lo que oliese a discrepancia, y sobre todo a Carme Chacón. Rubalcaba, Valenciano, y Madina con su silencio, representan la peor cara de un PSOE que en la base clama por la participación y las primarias, mientras sus regentes, duques y marquesas, como la corte de cualquier reino absolutista, dice que gobierna para el pueblo, pero sin el pueblo. El nombramiento a dedo de Elena Valenciano, vía filtración a los medios de comunicación, es como dejar colocado al cuñado antes de que el consejero delegado se marche de la empresa. Saben que pueden obtener una lamentable victoria pírrica en las elecciones europeas, y se llamará victoria por el mero hecho de terminar por delante del PP. Todo lo demás será un desastre. Pérdida de votos, confianza, ascenso de otras formaciones por la izquierda, la distancia con el PP será mínima... y eso si ganan. El objetivo del Congreso de Sevilla se va cumpliendo. Todos van logrando acomodo. Solo una cosa se ha quebrado, gracias a la presión popular por las primarias, y es la aclamación de Patxi López como sucesor de Rubalcaba. Para eso se hizo aquella operación para abortar las primarias en las que Carme Chacón se retiró, en un ejercicio de responsabilidad ante el talibanismo de lo que tenía enfrente, que amenazaba con reventar las costuras mismas del gobierno de Zapatero. Los mamporreros telemáticos ya comenzaron ayer su particular campaña a favor de Valenciano. Alguna de estas abnegadas socialistas de Internet, antes crítica y revolucionaria, anoche clamaba por Elena. Dicen las malas lenguas que hay un sueldo de por medio. Vuelvo a decirlo, Roma paga a traidores, mientras estos traicionen a otros. Este dedazo sin precedentes, que recuerda al cuaderno azul de José María Aznar, tendrá su reflejo en el desencanto, otra vez, de miles de simpatizantes y posibles votantes. El mandato de Alfredo Pérez Rubalcaba no será recordado precisamente por la renovación, y eso que se hacían llamar renovadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario