Los partidos políticos devoraban a sus hijos y así se ha contando desde la noche de los tiempos de la cosa pública. Cientos, miles, de cargos públicos, orgánicos y de otra índole han sucumbido siempre a la poderosa maquinaria intangible de la organización. El ente arrasaba con todo y poco podía hacer el afectado (o afectada, que ahora se habla así) para remediar su caída en desgracia.
Leo a Manuel Sánchez en Eldiario.es un perfil de Alfredo Pérez Rubalcaba de estos que deberían llamarse obituario político, en el que olvida tantas cosas como cuenta otras alejadas de la realidad. No es de extrañar. Sánchez es uno de esos periodistas cercanos a Madina, como lo es la ex de La Razón Esther Palomera. Solo hay que ver el twitter de Manu Sánchez hoy mismo, alabando por triplicado los avales de Madina, y diciendo (supongo que tendrá buenas fuentes) que va a presentar 6.000 más. La casualidad ha querido que esos sean justo lo que parece que presentará Pedro Sánchez, 21.000. Qué deberíamos decir de Pedro, querido Manu, que comenzó esta carrera dando vueltas por los pueblos y ha llegado a recoger más avales que Madina. Y si tienes tan buenas fuentes, sabrás que Sánchez tiene más guardados. De momento no dices nada. Espero que estas líneas te den alguna idea. Pero, y hablando de periodistas, incluso el propio Madina tiene a una periodista - recién aterrizada en la política activa - como directora de campaña, a la que en el PSOE no conoce nadie. Bueno, algunos sí, pero esa historia vamos a contarla otro día.
Manuel Sánchez, parroquiano habitual del Manolo y el Sanabria, no se mezcla mucho con nuestro grupo. Si no lo conoces puede parecer un tipo arisco, por lo que muchos se habrán sorprendido del “alabará, alabaré” que le ha cantado a Rubalcaba en su texto. Muy parecido a lo que suele hacer El País. Y para ejemplo la imagen que adjunto. Encuestas que apuntalaban a Rubalcaba como el único salvador. Ejemplo del poder mediático de Rubalcaba en El País y otros. La realidad, de la que hablaremos ahora, se encargó de ponerlo todo en su sitio.
En primer lugar Manuel, ninguna mirada se dirigió a Rubalcaba para evitar el desastre electoral. Lo que existió fue una maniobra perversa, típica de los aparatos comunistas de otros tiempos, para anular las primeras primarias que debería haber celebrado el PSOE. Practicamente se obligó a Carme Chacón a retirarse, porque las presiones llegaban a poner al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en serio peligro. Solo después de que Chacón, en un acto de responsabilidad que ya hubiésemos querido ver en algún momento de estos últimos tiempos a Rubalcaba, decide abandonar su candidatura, Alfredo es coronado como el hombre que salvaría al PSOE. Coronado, querido Manuel, porque fue elegido poco menos que como Felipe VI, aunque con más problemas que el monarca. El resultado de aquella asonada, fueron 110 diputados. Lejos de dimitir y asumir su derrota como lo haría un político de altura, Rubalcaba se presentó al Congreso de Sevilla (otra vez fuera las primarias) para evitar que Chacón ganase. Ese era el único objetivo de Rubalcaba. Ganó el incombustible y parece que inmortal Alfredo por cuatro míseros votos. Hizo una ejecutiva en la que laminó a todo lo que sonase a Chaconismo, y así siguió durante dos años. El resultado, Manuel, el hundimiento total del PSOE.
Rubalcaba ha podido con el PSOE. Ha roto sus suelos electorales como nadie antes lo hizo en la historia. Ha dominado su maquinaria para sobrevivir generación tras generación, y lo intenta de nuevo con Eduardo Madina. Presionó al chico hasta la extenuación para que se presentase e intentar liquidar e Chacón en julio. No contó con que Carme, bastante más curtida, experimentada y sobre todo haciendo alarde de coherencia, no se presentó a una consulta NO VINCULANTE a los militantes que sustituía las primarias abiertas aprobadas ya por Congreso, Conferencia Política y convocadas por Comité Federal.
Así que, mi admirado Manuel, me vas a permitir que te diga que el enfoque, desde el titular, es de lo menos acertado que he leído. Rubalcaba le ha doblado el brazo a este PSOE. Dice que se marcha porque sabe que su presencia está haciendo un daño terrible a la candidatura de Madina (que ha presentado un número de avales bastante modesto), y por eso vuelve a dimitir por segunda vez en diferido.
Nadie le hubiese deseado semejante final a Rubalcaba, pero hay que decir que solo él se lo ha buscado. Y Manu, en serio, Alfredo no aprecia a Chacón. Todo lo que ha hecho durante su última etapa, incluido lanzar a Madina y manejar su candidatura, es para que Carme Chacón, la que para muchos es la verdadera esperanza de renovar un partido que agoniza, jamás tuviese la capacidad de hacerlo. Así le ha ido al PSOE.
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